Un candelabro que engaña al tiempo. Realizado completamente a mano como ejercicio de precisión y arte, esta réplica neoclásica está acabada con auténtico pan de oro de 24 quilates, aplicado hoja por hoja siguiendo técnicas tradicionales. El meticuloso trabajo de envejecimiento le otorga la pátina del paso de los siglos, hasta el punto que podría confundirse con una pieza sacada de un antiguo oratorio o palacio.
Su estructura de madera tallada y torneada en una única pieza de nogal, sus volúmenes equilibrados y su elegante policromía en blanco roto y dorado lo convierten en una pieza escultórica, decorativa y funcional, capaz de dar presencia y alma a cualquier espacio.
Una reproducción, sí, pero con alma auténtica. Una creación única que trasciende su propia categoría
